(El Mundo, 22/12/2008) El próximo jueves a las 11:48 GMT (12:48, en hora Central Europea), los británicos vivirán el minuto más frustrante del año. Es el momento en el que, según la compañía de soporte técnico TechGuys, la rabia y la sensación de impotencia se apoderan del mayor número de consumidores.
Es fácil de entender y probablemente similar a lo que ocurre en España el día 6 de enero. Uno se levanta por la mañana a eso de las 9 o las 10 y va a ver qué es lo que ha caído debajo del árbol. Abre su regalo mientras se toma el café y descubre un nuevo aparato -un GPS, una maquinilla de afeitar, un netbook, un soporte para el papel higiénico con base para el iPod, da igual...-. Lo intenta encender y descubre que no tiene pilas o que la batería está agotada. Le quita las pilas al mando a distancia para reutilizarlas en el nuevo y flamante gadget o lo enchufa y trata de volver a encenderlo. Nada.
A partir de ahí la cosa va cuesta abajo y sin frenos. Hay un momento de flaqueza en el que nos planteamos si habrá que leer el manual de instrucciones y quedar como un inútil delante del resto de la familia. Al final cedemos, a pesar de saber perfectamente que estará traducido del chino por un software de traducción automática y que lo mismo nos valdría leer una receta de gazpacho. Lo abrimos, buscamos la sección de problemas frecuentes y descubrimos por qué cada vez más fabricantes dejan de incluir un manual en papel dentro de las cajas de los productos: para lo único que sirven es para leer el número de teléfono del servicio de atención al cliente.
Así que llamamos. Desde las 11:40 a las 11:46 los servicios de atención telefónica, como el de TechGuys, se colapsan y a las 11:48 el volumen de llamadas alcanza el punto álgido. La mayoría de las llamadas piden desesperadamente ayuda para conectar el portátil a la red inalámbrica de casa -por lo visto es la duda mas frecuente- y al final el 15% de los consumidores acaba tan cabreado con la experiencia que decide devolver el producto, venderlo a otra persona o regalárselo a un amigo.
Y esa, en realidad, es la razón por la que resulta tan buena idea regalar tecnología, hay un 15% de posibilidades de que lo que regalemos acabe en nuestro bolsillo.