Telefónica ha recuperado incluso cuota de mercado en servicios a empresas.
(Cinco Días, 9/12/2008) De manera confusa y tímida, el sector de las telecomunicaciones fijas en España accedió en diciembre de 1998 a la etapa de la libertad y la competencia. Se cumple una década y al revisar en las hemerotecas sorprenden los conceptos y las prevenciones que autoridades y operadores adoptaron ante un reto que hoy vivimos con naturalidad.
Diciembre de 1998 fue el mes en que entró vigor la Ley General de Telecomunicaciones y de la Oferta de Interconexión de Referencia. Pero, en realidad, el salto de la frontera hacia la libertad en telecos se dio como consecuencia de la renuncia del Gobierno (en manos del PP) a una prórroga que Bruselas había concedido a España, para retrasar la desregulación hasta el año 2000.
Además, la apertura tenía un alcance limitado y su objetivo era asentar un escenario de duopolio en el que Telefónica debía abrir un hueco a la entrada de Retevisión; una segunda operadora creada con fórceps de la segregación de la red de RTVE y controlada por alguno de los principales bancos y compañías eléctricas nacionales.
Basta repasar la lista de los operadores de telefonía fija que se habían desarrollado en 2001 y los que existen en este último trimestre de 2008, con sus respectivas cuotas de mercado, para comprobar que, si bien el juego de la libre competencia en las comunicaciones nacionales es imperfecto, los miedos y los controles que intentaron imponerse no han funcionado.
Sorprende la fortaleza desplegada por Telefónica, incluso con una notable recuperación de cuota de mercado, especialmente en la actividad de las telecos de empresas que estaban liberalizadas desde 1993. Para justificar una tendencia que contradice la lógica del aumento de la competencia, hay que tener en cuenta algún factor más que la indudable protección brindada a nuestra principal multinacional por los distintos Gobiernos.
Entre otros, la gestión eficaz que se ha realizado desde la cúpula de Telefónica, convirtiéndola en el tercer grupo de telecos más poderoso a panorama mundial. También hay que reconocer que el proyecto de Retevisión y más tarde de su transformación en Auna, fue una aventura en parte frustrada: sus herederos Ono y Orange no han podido aún amortizar y poner a las revoluciones necesarias la pesada maquinaria que entonces se construyó pensando más en ser vendida que en prestar servicios.
Las telecomunicaciones han cambiado y hoy resultan absurdas situaciones que hace 10 años eran el escenario normal.
A parte de la proliferación de operadores, en telefonía fija el gran cambio ha llegado de mano de las tarifas. A pesar de la continua caída de los precios unitarios de cualquiera de los servicios antiguos o nuevos (el 47% entre 1998 y 2002), los usuarios hemos comprobado cómo la factura que llega a nuestros hogares ha ido creciendo de manera inexorable. Las tarifas han caído, pero el consumo de servicios de comunicaciones se ha multiplicado de manera exponencial.
Hace diez años la operadora monopolista Telefónica todavía mantenía la pretensión de generalizar su servicio propietario de acceso a internet mediante una red controlada que recibía el nombre de Infovía (a la que se accedía a través de una llamada al número 908 a coste de tarifa metropolitana).
El desarrollo tecnológico y los esfuerzos de la CMT por asentar un marco de libertad en el acceso a la Red han permitido pasar de los tres millones de internautas que existían en España en el año 2000 a los nueve millones que suman en la actualidad. En este tiempo la velocidad de transmisión ha pasado de los 56 kb por segundo a 8 megas. Y en este momento se despliegan autopistas en fibra óptica que prometen la navegación en el universo de los 100 megas.
La telefonía móvil nació en España a final de la década de los 70, pero sólo se popularizó a partir de 1995 con el nacimiento de Airtel (hoy vodafone) y en 1998 con el lanzamiento de Amena (hoy Orange). La afición por la comunicación inalámbrica en España queda demostrada con el salto de la cifra de 15 millones de líneas que existía en 1999, hasta los 53 millones que ha reportado la CMT este mismo mes.
Las telecomunicaciones han cambiado en la última década, pero nosotros, los usuarios de la materia prima de lo que conocemos como la Sociedad de la Información, hemos cambiado todavía más. Los salones con un teléfono fijo y una televisión en el centro por la que se emitía uno o dos canales, son escenarios de ficción que sólo podremos encontrar en la serie de RTVE Cuéntame. Hoy la información, las comunicaciones, la relación con nuestros amigos, con la Administración y con las empresas conforman un entramado de aparatos y de servicios que deben servicios a las necesidades de un nuevo usuario permanentemente conectado.