La economista Karen Croxson destaca las ventajas para las empresas de descargar productos de forma ilegal.
(Baquía, 26/3/2008)
La piratería, o la descarga no autorizada de contenidos, tiene infinidad de detractores, principalmente entre quienes crean y distribuyen el contenido. Pero de vez en cuando surgen voces que defienden sus beneficios. Es el caso de la economista Karen Croxson, quien destacó durante su intervención en la Conferencia Anual de la Royal Economic Society de la Universidad de Oxford las bondades de la piratería.
Según la exposición de Croxson, cuando alguien copia una película, una canción o un programa, en realidad está ayudando a su creador. La razón es bien sencilla: la mayoría de usuarios que se descarga o copia contenidos de la Red jamás accederían a ellos si tuviera que pagar. Y dado que en ningún momento el usuario ha tenido intención de comprar dichos productos, generalmente tampoco producen ningún daño económico a las compañías, que no deberían incluir en sus cuentas los supuestos ingresos que dejan de percibir.
Es entonces cuando surge el concepto del “buen pirata” o “pirata promocional”, radicalmente opuesto a calificarlos como malvados o perjudiciales. Los usuarios hablan a sus amigos y conocidos del contenido al que han accedido, creándose rumores, conversaciones, promociones. Una difusión viral difícil de cuantificar en términos económicos, pero de gran valor para las empresas. Croxson sugiere incluso que las empresas deberían incentivar este tipo de promociones, recompensando con una copia gratuita del producto a aquellos que los difundan.
La economista también analizó las razones que llevan a un usuario a piratear un producto, entre las que se encuentran la disponibilidad de tiempo, el temor a represalias y los costes morales. A partir de estos factores, es posible establecer un modelo para evaluar la amenaza real de las descargas ilegales en diferentes mercados, y cómo deben comportarse en cada caso las empresas.
Por ejemplo, en el sector de los videojuegos, los productos están muy protegidos, porque están dirigidos a un tipo de consumidor (adolescentes y jóvenes) que los desea con fervor, pero que no se preocupa de las implicaciones legales ni morales de descargarlos. En este caso la piratería es perjudicial, porque disminuye las ventas sin generar ingresos extra. No es de extrañar que sea uno de los sectores que más abogan por medidas contra aquélla.
El ejemplo opuesto se encuentra en la industria del software empresarial. Los usuarios suelen ser profesionales que pueden pagar altos costes en términos de tiempo y repercusiones legales, económicas y morales si descargan ilegalmente un producto. Por eso, en este caso la industria no hace tanto énfasis en proteger sus productos.