En Estonia pueden votar desde casa, cambiar de opinión las veces que quieran y, en el último momento, recurrir a la papeleta.
(El Mundo, 10/3/2008)
MADRID.- Los medios técnicos existen y el DNI electrónico, que permite verificar en la Red la identidad del dueño, es una realidad para miles de españoles, así que, ¿dónde está el voto electrónico?
En España no faltan experiencias piloto, la última durante el referéndum de la Constitución de la Unión Europea. Más de dos millones de españoles han votado alguna vez en una máquina o a distancia, en pruebas que a veces no tenían validez legal.
Pero en estas elecciones generales no ha habido ningún tipo de ensayo ni propuesta, y eso que la tecnología está lo suficientemente madura para facilitar el voto a distancia a ciertos colectivos y para implementar un voto mediante ordenador en los colegios electorales que ayudase a la hora de elaborar el recuento de votos y dar los resultados.
Aplicar el voto electrónico integral podría ahorrarnos muchos árboles. El Estado imprime más de 908 millones de papeletas, equivalentes a unas 1.589 toneladas de papel. Para obtenerlo se necesita la madera de 22.246 árboles adultos de 20 centímetros de diámetro y 25 metros de alto. Y eso sin contar las que encargan los partidos y los sobres.
Que hoy se vote metiendo un papel en un sobre y el sobre en una urna no quiere decir que no haya tecnología detrás. 11.000 PDA situadas en las mesas electorales se encargaron de enviar las cifras de participación y el recuento a 18 centros de recogida de datos, el mayor de ellos instalado en el Palacio de Congresos de Madrid. Primero se enviaron los datos de las elecciones al Congreso y luego las del Senado.
Durante estos comicios se realiza también un seguimiento informatizado del voto por correo, sistema que han solicitado 770.000 españoles. A esta cifra hay que sumar 1,2 millones de habitantes que residen fuera del país, el voto Cera -Censo Electoral de Residentes Ausentes-. Sus papeletas han viajado físicamente hasta las mesas electorales que les corresponden, pero el proceso de petición, entrega y envío ha estado controlado por tres sistemas independientes que garantizan la fiabilidad del proceso.
Tipos de voto
En el futuro, el uso de la tecnología podría ser más patente. Hay diferentes formas y niveles de integrar el voto electrónico. La más radical es el voto directo desde un ordenador conectado a Internet a través de una conexión cifrada y segura. Es una solución que facilitaría la participación en las elecciones a los colectivos con movilidad reducida y los residentes en el extranjero y a investigadores y militares destinados en el extranjero.
La dificultad de este sistema radica en la verificación del votante. No hay forma de comprobar que realmente la persona que se sienta al ordenador sea la que tiene el derecho a votar. El DNI electrónico facilitará su implantación, ya que dispone de los mecanismos de cifrado e identificación necesarios para asegurar la fiabilidad. Estos sistemas a menudo generan reticencias entre los usuarios, ya que sería posible, teóricamente, vincular un voto a una persona. Para evitarlo se mantienen separadas las fases de identificación del votante y la votación.
El siguiente nivel es la urna electrónica, un sistema de votación parecido al actual que requiere que el elector se desplace al colegio electoral. Una vez allí, sin embargo, la votación se realiza en una máquina dotada normalmente de pantalla táctil y con funciones adaptadas para personas mayores o con baja audición. El voto se realiza directamente en la urna y se contabiliza sobre la marcha, aunque algunos sistemas imprimen una papeleta de control que se deposita en una urna para garantizar que los resultados sean correctos. En las últimas elecciones presidenciales francesas la española Indra utilizó este sistema.
Por último existe la posibilidad de realizar un voto convencional e informatizar el recuento. Las papeletas de este tipo de elecciones incluirían a todos los candidatos y el votante sólo tendría que tachar el que le interesa de la lista. Las papeletas se depositan en una urna y viajan hasta un centro de proceso donde son escaneadas a alta resolución y en el que se valida el voto. Las papeletas dudosas -normalmente las máquinas tienen una fiabilidad cercana al 90%- pasan a un grupo de observadores que se encargan de verificar la papeleta y decidir si es válida o si cuenta como un voto nulo. Este sistema se utilizará en las próximas elecciones de Londres en mayo y es lo que se conoce como ´e-counting´, es decir, recuento electrónico. Para muchos, es el siguiente paso hacia una democracia informatizada.
Más de dos millones de españoles han participado en algún tipo de referéndum electrónico. Por lo general sin validez legal, se trata de pruebas piloto para comprobar las diferentes tecnologías y su viabilidad. En el resto del mundo, las pruebas han tenido validez. En estos países han probado alguna vez sistemas de voto electrónico.
El voto electrónico en el mundo