De 300 millones de SMS enviados en Navidad, 15 millones llegaron con retraso. El dato se interpreta en el sector como una severa advertencia de los límites de capacidad de la red española de móvil, en el momento en que los nuevos servicios de internet en movilidad requieren anchos de banda entre 100 y 1.000 veces superiores a los de los mensajes de texto.
(Cinco Días, 7/1/2008)
Un 5% de los mensajes de texto (SMS) enviados por los usuarios de móvil en España para felicitar sus amigos en las pasadas Navidades, fue recibido por el destinatario con un retraso significativo o muy grave.
Las severas irregularidades en el funcionamiento de este servicio entre los días 24 de diciembre y 2 de enero últimos que fueron detectados y comentados por los usuarios en los días posteriores a las fiestas, han sido cuantificados en ese porcentaje, el 5%, por distintas entidades del sector consultadas.
De un total de 300 millones de SMS enviados, 15 millones llegaron con retrasos incluso superiores a 24 horas y muchos de los envíos se recibieron repetidos hasta seis veces porque el emisor pulsaba la tecla de envío de manera reiterada hasta lograr que el mensaje entrara en un canal completamente saturado.
El colapso de las redes de telecos en momentos de máximo uso (Navidades, partidos de fútbol, manifestaciones, situaciones de alarma colectiva) no es nuevo. Fuentes de Telefónica y de Orange explican que entre las 12 y la una horas de la pasada Noche Vieja se multiplicó por 400 el tráfico de SMS en relación con un día corriente.
Pocas personas responsables en el sector, sin embargo, aceptan ya la excusa de que no se pueden dimensionar las redes para atender los picos que se producen en determinadas épocas o ante acontecimientos específicos. Fabricantes, operadores y Administración son conscientes de que nos encontramos en pleno proceso de introducción en el mundo de la telefonía móvil de servicios relacionados con el mundo de internet, infinitamente más exigentes en cuanto el consumo de ancho de banda de la red que los mensajes de texto.
“Si la red se colapsa porque se multiplica el envío de SMS en un tiempo corto ¿que va a ocurrir cuando en un partido entre el Real Madrid y el Barcelona haya miles de personas que quieran ver en su móvil el vídeo del gol que se acaba de producir?, se preguntan los expertos.
Miguel Ángel Rodríguez Palma, director de Marketing Estratégico en España de Ericsson, asegura que el ancho de banda que se necesita en una fracción determinada de tiempo para emitir los bits de un mensaje de texto es 100 veces menor que la que se precisa para difundir los bits de una canción y 1.000 veces menor que el que es imprescindible para difundir una señal de vídeo. “Las limitaciones de tipo legal, fiscal o administrativo que se está imponiendo al despliegue de las infraestructuras de telecos por las operadoras nos obliga a preguntarnos si realmente hoy nuestras redes están a la altura de las enormes exigencias de capacidad que nos demanda la sociedad de la información”, se pregunta Rodríguez Palma.
El directivo de Ericsson señala que durante la Navidad pasada se han vendido en España unos 5 millones de terminales móviles que, en su mayoría tienen capacidades para gestionar servicios con altos requerimientos de espacio en la red (música, vídeo, pago, alertas, acceso a internet etc.).
Durante los últimos años todas las operadoras se han embarcado en importantes campañas encaminadas a popularizar el uso en el móvil de complejos servicios que hasta la fecha estaban exclusivamente monopolizados por el ordenador personal e internet.
Todos son muy exigentes en ancho de banda. En esta línea, el directivo de Ericsson señala que en las redes fijas ya sólo entre el 3 y el 5% de las señales que transportan son de llamadas de teléfono. El resto lo ocupan servicios de datos. En redes de móvil avanzadas los tráficos de voz sólo ocupan el 35% de la capacidad. El resto está atestado por los servicios de datos entre los que se incluyen los SMS.
El 50% de las instalaciones celulares
Ninguna de las operadoras de móvil consultadas ha querido admitir que sufriera problemas de demoras en la entrega de SMS en Navidad, aunque no les costó reconocer las incidencias que tuvieron sus competidores.
Todos, sin embargo, son conscientes de las graves trabas que sufren para el despliegue de sus nuevas redes de soporte de las señales celulares, precisamente las que responden a la exigencia del mercado de un mayor ancho de banda. Fuentes de Vodafone reconocen que la operadora desearía contar con un 20 y un 25% más de antenas para prestar el servicio en las condiciones óptimas.
Pero la fuerte presión que los grupos contrarios a los despliegues de antenas y los intereses de los ayuntamientos ejercen sobre los planes de instalación de nuevas infraestructuras hacen prácticamente imposible que puedan superarse el listón de los 40.000 emplazamientos técnicos que hoy existen en España. De hecho, sobre la mitad de estas instalaciones pesa la amenaza de procedimientos legales o administrativos que pueden conducir a su paralización o desmantelamiento.
Miguel Ángel Rodríguez Palma estima que donde los servicios básicamente de voz de la tecnología GSM necesitan el despliegue de una antena, para las redes de 3G esta exigencia se eleva a 1,4 antenas. En las redes de banda ancha HSPA (útiles para servicios de internet) el requerimiento se eleva a tres antenas.
Exigencia de una agencia
Las autoridades sanitarias están convencidas de que deben transmitir a la opinión pública el mensaje de que, con los conocimientos médicos actuales y tras la realización de insistentes estudios, no se ha detectado ningún riesgo para la salud en las emisiones electromagnéticas que se derivan de la actividad de las antenas de telefonía móvil.
La creación del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud creado con la colaboración de la Universidad Complutense de Madrid, e integrado por prestigiosos científicos, lleva dos años trabajando en este cometido. Francisco Vargas, miembro de este Comité, asegura que España es el único país de nuestro entorno que no se ha dotado aún de una agencia sanitaria que estudie y asesore sobre riesgos electromagnéticos. A su juicio este sería un instrumento de primera utilidad para disipar “fantasmas carentes de solidez científica”.