La empresa sueca pide que Bruselas obligue a Microsoft a separar el Internet Explorer de Windows, así como que el navegador siga los estándares web abiertos.
(El Mundo, 13/12/2007)
BRUSELAS.- La empresa informática noruega Opera anunció ha presentando una queja contra Microsoft ante la Comisión Europea en la que denuncia que el gigante informático está abusando de su posición dominante al incluir su buscador Internet Explorer en el sistema operativo Windows y al no aceptar los estándares abiertos.
Opera pide al Ejecutivo comunitario que imponga a la empresa de Bill Gates dos medidas correctivas. En primer lugar, que obligue a Microsoft a separar el Internet Explorer de Windows o a preinstalar en su sistema operativo buscadores rivales.
En segundo lugar, la compañía noruega reclama a Bruselas que exija al gigante informático que siga los estándares web abiertos y no imponga sus propios estándares porque ello perjudica al resto de compañías.
"El Tribunal de Primera Instancia de la UE confirmó en septiembre que Microsoft vinculó ilegalmente el Media Player al Windows. Estamos pidiendo a la Comisión simplemente que aplique este mismo principio al Internet Explorer, ya que este vínculo tiene incluso efectos más profundos sobre los consumidores y la innovación", dijo el consejero delegado de Opera, Jon von Tetzchner, en un comunicado.
Por su parte, el Ejecutivo comunitario confirmó que había recibido la queja de Opera y anunció que la estudiará cuidadosamente. "Puedo confirmar que hemos recibido una queja de Opera. Vamos a estudiar esta queja cuidadosamente, en particular a la luz de la jurisprudencia establecida por el Tribunal de Primera Instancia en su sentencia del 17 de septiembre de este año", señaló el portavoz de Competencia, Jonathan Todd.
La sentencia del TUE rechazó en lo esencial el recurso de Microsoft y confirmó la multa de 497 millones de euros impuesta por la Comisión en 2004 por abuso de posición dominante.
El Tribunal respaldó además las medidas correctoras decretadas por el Ejecutivo comunitario, que consistían en comercializar una versión de Windows sin el Media Player y en suministrar a los rivales información suficiente para que puedan fabricar productos compatibles con Windows. El gigante informático decidió no apelar.