Hay vida más allá de Windows o Mac OS. El software libre (SL) permite crear todo tipo de aplicaciones informáticas y además cubrir las necesidades del usuario doméstico...
(La Vanguardia, 5/5/2008)
Hay vida más allá de Windows o Mac OS. El software libre (SL) permite crear todo tipo de aplicaciones informáticas y además cubrir las necesidades del usuario doméstico sin la obligación de pagar licencias de uso. Pero su utilidad va más allá del ahorro económico, que no siempre está claro.
El SL promueve una filosofía de trabajo que se basa en el intercambio de conocimiento sin restricciones, en la idea de que el saber no tiene dueño. Por eso el código fuente de las aplicaciones hechas con SL es público, es decir, todo el mundo puede acceder a este código y así ver cómo están construidos los programas. De esta manera es posible estudiarlos, modificarlos y mejorarlos.
La comunidad científica está acostumbrada a este método de trabajo. Acceden a los estudios que otros publican, comparten ideas porque favorece la innovación y la creatividad. Se trata de la misma política que seguían las compañías de software hasta la década de los ochenta del pasado siglo. A partir de entonces dejaron de publicar su código fuente, sus programas se volvieron herméticos y comenzó el negocio de las licencias de uso. El entonces investigador del MIT Richard Stallman creó la Free Software Foundation en 1984 para luchar contra esta tendencia. Según él, el SL debe regirse por cuatro principios:
0. Poder ejecutar el programa en cualquier lugar y para siempre.
1. Poder estudiar los programas - para eso has de tener acceso al código fuente-.
2. Poder distribuir copias de los programas sin restricciones.
3. Crear nuevas versiones de los programas y publicarlos.
Sobre estas reglas trabajan miles de programadores, la mayoría de forma desinteresada, que han contribuido a la creación y mejora del sistema operativo GNU/ Linux - la alternativa libre a Windows y a Mac OS-. Este sistema funciona tanto en PC como en Mac y ya cuenta con numerosas aplicaciones que permiten, por ejemplo, procesar textos, imágenes, navegar por internet y gestionar el correo electrónico. No suele dar errores, porque, al tener miles de ojos que lo vigilan a diario, cualquier defecto en el sistema se detecta y soluciona rápido.
Los formatos que utiliza se basan en estándares, para que cualquier máquina los pueda leer y utilizar; las instrucciones que ejecutan estos programas se pueden auditar, así se sabe exactamente qué hacen con los datos y el usuario se asegura que no los envía a ninguna compañía - como sí ha pasado en algunos casos con el software propietario-, y se evita el peligro de perder la información por un cambio de formato de las aplicaciones - como ocurrió con el WordPerfect hace diez años-. Utilizar el SL tiene muchas ventajas, aunque también presenta algunos obstáculos. Durante las próximas semanas se darán las claves para utilizarlo en casa.