Los expertos descartan que el usuario vaya a notar mejoras a corto plazo.
(Cinco Días, 21/9/2007)
Microsoft ha encajado con inusitado aplomo su derrota judicial en Europa. En Bruselas, esa actitud se atribuye a la inevitable resignación ante un fallo prácticamente inapelable. Pero la duda que surge ahora, en plena resaca judicial, es saber si la resolución beneficiará o perjudicará al consumidor.
Los consumidores europeos, a través de diversas asociaciones, se han mostrado favorables a la sentencia de la UE, dado que supuestamente abre camino a una mayor competencia y facilita que Microsoft no pueda fijar precios excesivos de forma unilateral, como apunta Albert Delgado, Director General de Penteo.
Este experto opina que los aspectos relativos a la interoperabilidad van a permitir seguramente que nuevos fabricantes creen productos con prestaciones interesantes a un precio más competitivo, lo que beneficia a los consumidores. Pero añade un matiz: ´No me parece evidente que la sentencia vaya a simplificar la experiencia a los usuarios, especialmente a los menos familiarizados con la informática´.
Hábitos distintos
Según Delgado, cuando un usuario compra un equipo, con software incorporado, le resulta indiferente quién lo ha desarrollado, ´lo que valora es que sea sencillo e integrado´. En el otro extremo, continúa, ´los usuarios avanzados, ya usaban el software que más les interesa, descartando Windows Media Player y otros elementos incluidos en Windows, y reemplazándolos por sus favoritos, por lo que la medida no va a tener influencia en su experiencia´.
A Enrique Dans, profesor del Instituto de empresa, no le cabe ninguna duda que el consumidor ´sale especialmente beneficiado´ del hecho de que una institución como la CE decida ´tomarse en serio la amenaza que suponen los monopolios acostumbrados a competir de manera predatoria´. Reconoce Dans, que el usuario ´no notará cambios a corto plazo´, pero advierte que es preciso tener en cuenta que una parte de la sentencia parece tener un carácter claramente ejemplarizante, y debería servir como aviso a navegantes en este sentido.
´Las empresas deben entender que la competencia debe basarse en factores que no perjudiquen al cliente y que jueguen limpio con su entorno, no en jugadas artificiales basadas en reducir las opciones del cliente o la habilidad de otros para competir´, reclama. ´Eso es algo que nos perjudica a todos, reduce la capacidad de elegir y condiciona las posibilidades de desarrollo de nuevas alternativas´.
El analista de IDC, Jaime García Cantero, coincide en que el usuario no notará nada en el corto plazo. ´Y el efecto en el medio plazo´, añade, ´dependerá de cómo Microsoft y empresas en situaciones parecidas reaccionen´. Este experto se muestra tremendamente ácido sobre la cuestión: ´Este tipo de medidas tienen repercusión (de tenerlas) en las estrategias a medio plazo de las compañías, pero poco de esto llega a los consumidores finales. Ni vencedores, ni vencidos; meros espectadores de una lucha en la que eso sí todos dicen defenderlos´.
Una empresa obligada a cambiar
Otro tema a debate es si Microsoft cambiará o no la forma de hacer las cosas. Dans opina que ´es difícil, porque su manera de competir está embebida en su cultura, como una religión´. ´Microsoft no es lo que es por su capacidad de innovar, sino por haberse valido de su posición de monopolio sobre una plataforma estratégica como el PC´. Pese a ello, Dans ve que a medio plazo deberá cambiar obligada por la legislación y las preferencias de sus clientes, pero ´seguramente sea preciso para ello un cambio generacional´.
Delgado, por su parte, opina que Microsoft no puede obviar la sentencia por la jurisprudencia que sienta. ´Va a tener que cambiar de manera radical la forma en que proporciona información a la competencia para hacer interoperables sus productos, y deberá cuidar los elementos que incorpora a sus sistemas para no ser acusado de matar a la competencia desde su posición de privilegio´.