Los fundadores de Asogal aplauden a Juan Antonio Belloch, alcalde zaragozano, que al enterarse del coste anual de las licencias dijo: «En Zaragoza se acabó el despotismo digital».
(La Voz de Galicia, 20/8/2007)
Una pequeña revolución tecnológica comienza a larvarse en Galicia. La abanderan grupos de jóvenes ingenieros informáticos de corte idealistas que hablan de compartir conocimiento, de transparencia, de software libre en contraposición al software propietario que engorda el bolsillo de macroempresas foráneas.
Una docena de esas pequeñas empresas autóctonas acaban de agruparse para constituir Agasol (Asociación de Empresas Gallegas de Software Libre). Lo hacen en un momento de especial efervescencia para el sector, justo cuando desde la Xunta se apuesta por un plan estratégico que potencie la sociedad de la información. Y han identificado el software libre como una de las claves para conseguir ese objetivo, con el compromiso explícito de incorporarlo a sus sistemas informáticos, desde los puestos de trabajo a los servidores o el desarrollo de aplicaciones.
Definir que es software libre es el primer paso para comprender todo este proceso que se avecina. Javier Vázquez, presidente de Agasol, lo explica de forma gráfica: «Hasta ahora muchas empresas y la propia Administración compraban software y no tenían la posibilidad de manipularlo y adaptarlo a sus necesidades. Es como si te compras un coche y te dice el fabricante que sólo puedes ir con él de casa a la empresa, que no puedes abrir el capó y que, además, si se estropea estás obligado a ir al taller del vendedor o fabricante .
El software libre, sostiene Vázquez, es una suerte de tuning informático en el que a partir del código fuente de una aplicación cualquiera puede personalizarlo, distribuir copias y propiciar que se mejore. Y todo sin abonar licencias. A Juan Antonio Belloch, alcalde de Zaragoza y profano declarado en tecnología, le explicaron sus técnicos hace medio año que se gastaban un millón de euros al año en licencias y actualizaciones. Y pronunció una frase lapidaria: «En Zaragoza se ha acabado el despotismo digital». A finales del año que viene todos los funcionarios del concello maño trabajarán con un sistema operativo y con aplicaciones ofimáticas que permitirán, como poco, alargar la vida útil de los ordenadores entre dos y cuatro años más. El de Zaragoza es el escenario que Agasol desea para los residentes y empresas de Galicia.