(El Mundo, 29/7/2007)
Imagínense la situación. El Gobierno de Chile firma con Microsoft un acuerdo que convierte a la compañía de Redmond en el proveedor informático de la administración.
Sin concurso público, transparencia ni alternativas. Tanto es así que se firmó en mayo y se supo de su existencia en julio. Como es lógico, muchos chilenos se cabrean, montan en la Red el Movimiento de Liberación Digital y empiezan a ser conocidos.
¿Su objetivo? Influir en los políticos para cambiar esta decisión y ser tenidos en cuenta en otras similares sobre nuevas tecnologías. ¿El método? Varios. Darse a conocer de forma viral, trabajar conjunamente a través de un Wiki, una recogida de firmas de protesta y un blog para dar a conocer las últimas novedades. Es el poder de muchos unido a través de herramientas disponibles en Internet: una smart mob.
Este tipo de fenómeno es cada vez más común. Además, salen de la Red e inundan la ´vida real´ con una sorprendente facilidad. Este caso, por ejemplo, ya ha llegado a los medios, instituciones y políticos. Todo lo que consigan será bienvenido. Y los grandes perjudicados, Microsoft y el Gobierno, no harán sino arrepentirse.
El reto de salir de la Red a la calle es cada día menos un reto y más una realidad. Cada vez es más común que la gente se organice -y muy bien- por Internet cuando algo no le gusta. Es el nuevo punto neurálgico para casi toda protesta. Si aún no están acostumbrados a que tal o cual movimiento nazca y se organice en la Red, háganlo, porque va a ser el pan de cada día.
Cada vez será más fácil y llegará a más gente. ¿No suena a revolución? Y suena bien.