Un tribunal de EE UU sentencia que un programa liberado no es un programa desprotegido.
(El País, 14/8/2008) En marzo de 2006, un profesor de Física de la Universidad de Berkeley demandó al propietario de una compañía por vender un programa informático basado en el código fuente de otro programa, el del proyecto Java Model Railroad Interface, sin cumplir con las normas de citado que la licencia open source bajo la que estaba distribuida exigía.
La demanda causó en su día cierta polémica entre los defensores del software libre por el peligro que entrañaba para este tipo de licencias una decisión judicial contraria a sus intereses. Ahora, el profesor Robert G. Jacobsen debe estar contento y aliviado pues la corte de apelaciones de Washington le ha dado la razón e indica en su resolución que el hecho de que un programador libere su trabajo no significa que ya no esté protegido, según informa The New York Times.
La decisión del tribunal estadounidense legitima así el uso de contratos comerciales para distribuir programas informáticos o creaciones artísticas digitales para el bien común.
De esta manera, la resolución echa por el suelo los miedos que todavía mantienen las grandes empresas a la hora de utilizar software desarrollado por programadores que lo hacen en su tiempo libre sin cobrar, a priori, nada a cambio.
Otra figura que recibe un espaldarazo con esta decisión judicial es la licencia Creative Commons, que permite modificar y distribuir libremente creaciones de otras personas, siempre y cuando se mantengan bajo la misma tipología.